Las joyas de los archivos gallegos

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El Tumbo A, la otra joya de la catedral compostelana, sobre los privilegios a esta iglesia.

Archivos y bibliotecas gallegos guardan documentos desde el siglo IX.
El Libro de Horas de Fernando y el Tumbo A, entre los más valiosos.
En 1572 la seguridad de las obras de la catedral de Santiago era 'lamentable'.
Archivos menores también conservan importantes documentos.

Xurxo Salgado | Santiago de Compostela
Actualizado martes 19/07/2011 13:13 horas

A pesar del 'robo del siglo' en la catedral de Santiago, los archivos y bibliotecas de Galicia siguen conservando una gran cantidad de joyas literarias. Manuscritos, pergaminos, incunables, documentos notariales y obras que van desde el siglo IX hasta nuestros días. Todos ellos se guardan celosamente en cámaras de seguridad y más custodiados que hace un mes, quizás, por el miedo que les ha entrado a muchos archiveros tras la sustracción del Códice Calixtino.

"Pues claro que se han extremado las medidas, como es lógico", afirma María José Juste, la directora del Archivo Histórico Universitario de Santiago que conserva uno de los documentos más antiguos de Galicia, un legajo religioso del siglo IX. Una opinión que también comparten la directora de la Biblioteca Xeral de la USC, Mabela Casal, y el canónigo archivero del Archivo de la Catedral de Tui, Avelino Bouzón. Todos ellos lamentan el robo del Códice Calixtino de la Catedral de Santiago y aseguran, resignados, que ningún archivo o biblioteca está a salvo de los expoliadores de la cultura.

"Las precauciones son muchas pero nunca puedes evitar que pasen cosas como ésta. Es como una persona que tiene muchas propiedades y se le quema una", comenta Bouzón sobre el gran patrimonio documental de la Iglesia. "Por muchas medidas de seguridad que haya, quien te la quiera hacer, te la hace", añade Mabela Casal. Y eso, que tanto el Archivo Histórico Universitario o la Biblioteca Xeral cuentan con grandes medidas de seguridad entre cámaras, sensores o vigilancia privada. También el Archivo de la catedral de Tui es, quizás, el más seguro de la catedrales gallegas y cuenta, a diferencia de lo que ocurre con el de Santiago, con sensores de movimiento y un control estricto de los documentos.

Otras joyas de la catedral de Santiago

Sin embargo y a pesar de todo, el robo del Códice Calixtino ha provocado que, ahora, se mimen más que nunca el resto de joyas literarias que tiene Galicia, que no son pocas. Y es que, diseminados en varios archivos civiles, religiosos e institucionales, y también por bibliotecas públicas y privadas, se encuentran cientos, quizás miles –nadie se pone de acuerdo en dar una cifra-, de documentos de gran valor histórico y patrimonial.


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La 'Historia Compostelana'. | Xacobeo

Los más importantes siguen estando en la Catedral de Santiago. Allí se conserva el Tumbo A y el Breviario de Miranda que, curiosamente, estaban en el mismo cajón que el Códice Calixtino y que el ladrón o ladrones que se lo llevaron, decidieron no tocarlos. También están la Historia Compostelana y la Cróncia de Santa María de Iria.

El Tumbo A es una obra de los siglos XII y XIII que mandó realizar el arzobispo de Santiago, desde 1120, Diego Gelmírez para archivar en un único volumen la documentación regia de los siglos IX al XIII, con una galería de miniaturas de reyes, reínas e infantas de Castilla y León. También Gelmírez es el protagonista de otra de las grandes obras conservadas en la Catedral; la Historia compostelana, que es una crónica del siglo XII (hacia 1139) escrita en latín que recoge las empresas de Gelmírez.

El archivo de la catedral también conserva el Breviario de Miranda, que es del tercer cuarto del siglo XV y contiene un valiosísimo ciclo litúrgico con numerosas escenas neotestamentarias de filiación flamenca que combinan el texto y la iconografía y en el que se representan numerosas fiestas religiosas. Y la Crónica de Santa María de Iria, del siglo XV, que es un relato de historias de esta diócesis –cercana a Santiago y precursora de ésta-, que pretendía abarcar desde el comienzo de los tiempos hasta el momento de su composición pero que se detuvo en la época de Gelmírez.

Poca seguridad desde 1572


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Alfonso VII en la Historia Compostelana

La Catedral de Santiago ha extremado la seguridad de estas cuatro obras, junto con los Tombos B y C, tras el robo del códice. Una seguridad que, según fuentes policiales, era muy inapropiada para proteger obras de este calibre. En 1572, en un recuento encargado por el obispo Luján, se decía que el estado de los libros la la catedral compostelana era "lamentable". "Tienen tan poco cuidado –los monjes y obispos- que, habiéndoseles dejado una gran librería en un testamento, la vendieron", aseguraba el licenciado Molina de Málaga, autor del catálogo.

Así, describe que sólo tiene dos libros; la Historia Compostelana, "mal escrita, en papel, con muchas hojas faltas y otras rotas" y el otro, "más entero" pero "fuera harto mejor que no lo estuviera", dice en relación al Códice Calixtino, "el libro de los Milagros del apóstol Santiago, que dicen escribió el papa Calixto II".

Sin embargo, no siempre era así y el mimo con el que se cuidaban unos y otros libros era diferente. Así ocurrió por ejemplo en la catedral de Tui, donde en 1809, y para evitar el saqueo de las tropas francesas, el obispo mandó esconder todo el archivo que se salvó "gracias a los escondites que se realizaron en sitios inverosímiles", apunta el archivero canónigo de esta catedral Avelino Bouzón en declaraciones a ELMUNDO.es. De esta forma, se pudieron salvar documentos tan importantes como la carta de refundación de la villa que realizó doña Urraca en 1071, o los documentos con la firma de varios reyes portugueses del siglo XII y XIV.


Documentos únicos sobre la independencia latinoamericana

También en la Biblioteca Xeral de la USC se guarda otra joya literaria, el Libro de Horas de Fernando I de León, escrito un siglo antes que el Códice Calixtino, en 1055, por Pedro Fructuoso. Es un devocionario laico que contine rezos y plegarias para todos los días del año y los distintos momentos del día. "Pero también tenemos incunables, importantes colecciones de libros desde el XVI al XVIII y biblias visigóticas del siglo XIII al XIV", apunta Mabela Casal, su directora.

Pero, de lo que más presume es de la conocida como Biblioteca América, un espacio en el que se guardan cientos de volúmenes dedicados a los países latinoaméricanos y que guarda algunos documentos, libros y panfletos únicos de la época de las independencias. "Causa mucho impacto, sobre todo a gente que viene de estos países, cuando ven documentos de la independencia de sus países que no encuentran allí", afirma.

Pero no sólo los grandes archivos guardan documentos importantes. En archivos como el de Pontevedra o el de la Diputación de esta provincia se encuentran también "cosas muy interesantes". "El Museo de Pontevedra tiene uno de los mejores archivos de la Baja Edad Media de Galicia que te hace entender la importancia que tuvo esta ciudad en esa época", señala Jorge García, archivero y documentalista que ha investigado y trabajado en estos dos archivos.


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Privilegio rodado de Fernando II (1159), uno de los documentos más antiguos del Museo de Pontevedra.

En el archivo de la Diputación, menor en importancia aunque no en cantidad –ya que cada día se sigue nutriendo de documentos— se guardan obras desde el siglo XVI. "Es material que llegó a través de donaciones particulares", afirma Jorge García quien, sin embargo, destaca que la colección más importante de legajos que tiene corresponde a partir del XIX, con la creación de las diputaciones. "Es material muy valioso para aquellos investigadores que estudian la historia contemporánea", añade.

Protocolos estrictos

Tras el robo del Códice, la gran mayoría de los archivos y bibliotecas han revisado sus protocolos de seguridad. En algunos de ellos ya no se permite la consulta del documento si existe copia digital, como es el caso del Archivo Histórico de Santiago o de la Biblioteca Xeral de la USC, donde, prácticamente, todas las obras más valiosas están digitalizadas o cuentan con un facsimil "Tiene que ser un petición muy fundamentada para que le dejemos acceder a estas obras", asegura María José Juste, del Archivo Histórico de Santiago.

"Tenemos una doble tarea; preservar las obras pero, a la vez, el deber de divulgarlas", dice Mabela Casal, quien destaca la satisfacción que le produce que ese tipo de documentación sea estudiada para, después, ser divulgada.

Los controles de accesos a estos archivos suelen ser rigurosos, ya que los investigadores que acceden a ellos deben cubrir unas fichas con sus datos personales. Y, en la mayor parte de los casos, las estancias están "bien vigiladas". Además, en todos los archivos la sala de investigación está separada de la sala donde se encuentran las obras.

Lo ocurrido en la catedral de Santiago no es una excepción. En muchas bibliotecas o archivos se ha intentado sustraer algo, aunque nunca tan valioso como el Códice Calixtino. "En todos los archivos se roba siempre algo, me decía un profesor alemán. Y es cierto", recuerda Avelino Bouzón. En su archivo de Tui no es la primera vez que han tenido correr por las calles aledañas a la catedral para llamar la atención a alguna persona que se quería llevar algo.

Elmundo.es
 
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