La moral de la virtud y el rigor: el estoicismo

Jinks

V.I.P.
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Zenón de Citio

Las escuelas filosóficas dominantes en la época helenística se plantean como problema central el de la conducta. ¿Qué ha de hacer el hombre para ser feliz? Las restantes cuestiones, tales como la explicación del conocimiento y la constitución del mundo material, giran en torno a aquella preocupación moral.

Muerto Alejandro Magno, el imperio por él creado y continuado por sus generales acaba con las tradiciones políticas de las pequeñas ciudades-estado. Los hombres libres ya no pueden inspirarse en ellas para saber cómo han de comportarse si quieren vivir decorosa y felizmente. Se sienten aislados y remitidos a su propia responsabilidad (individualismo). La filosofía ha de llenar este gran vacío y convertirse en guía de la vida humana.

Al nacer, el alma humana es como una tabla rasa, un papel en blanco, en el cual se inscriben las sensaciones, señales dejadas por la acción de las cosas sobre los sentidos (sensualismo). La razón elabora las impresiones sensibles, que precisamente por ser el primer material del conocimiento se denominan anticipaciones (prolepis).

De los estoicos procede el nombre de comprensión para indicar el conocimiento global y acabado de algo. En efecto, afirman que el saber procede de la reunión de las representaciones de un objeto que el alma capta o recoge conjuntamente (comprehensión). la representación completa de algo lo comprende (representación cataléptica) y lo muestra tal y como aparece, y así el alma termina el conocimiento mediante el asentimiento o la afirmación de su verdad.

La parte de la filosofía que se refiere a la constitución de la realidad se denomina física. En toda cosa hay una materia pasiva y un factor activo, de manera análoga a lo que ocurre en los seres vivos, cuyo cuerpo está organizado y mantenido en vida por una alma. La fuerza que informa universalmente a la materia es el fuego.

Gracias a él, las cosas persisten consistentes y articuladas según una armonía que las vincula entre sí. El fuego es una energía racional, comparable a la fuerza germinativa de la semilla que preside el crecimiento de la planta y mantiene unidas sus ramas, tronco y raíces. Todo tiene , pues, su razón seminal, su energía vivificadora que ordena cada cosa en el conjunto de lo existente y la hace existir.

El estoicismo asegura, pues, que el mundo está regido por una razón inmutable y universal que preside eficazmente todo cuanto ocurre. Los procesos cósmicos se desarrollan en forma cíclica: lo que acontece una vez se vuelven a repetir indefinidamente, como pasa con el curso de los astros, que visiblemente desarrollan sus movimientos segun periodos cerrados.

Nada sucede por azar, Todo está minuciosamente regido por una necesidad racional que recibe los nombres de Destino, Fatalidad (Fatum), Razón (Logos) o Dios, según se la considere (panteísmo).

La norma primera de la moral estoica es que el hombre ha de vivir en concordancia con la Naturaleza, que equivale, según lo dicho, a la razón cósmica. Las cosas externas y las razones de los demás nos afectan y producen, como es obvio, placer o dolor. Si sucumbimos al sufrimiento o al goce, cedemos a la pasión, es decir, perdemos la dirección racional de nuestra conducta y somos llevados "pasivamente" por factores que atentan a nuestra dignidad. En cambio, si a pesar del placer o del dolor orientamos nuestra conducta según la razón, conservamos la autoridad sobre nosotros mismos. En esta participación activa de nuestra razón directriz en la razón universal está la fuerza o virtus del hombre bueno, porque es sabio y obra según su saber.

La virtus, pues, estriba en la impasibilidad (apatia), en el mantenerse firme y riguroso frente a la flaqueza de los sentidos. Por ello el placer no puede ser el criterio de la conducta buena; más bien es su principal obstáculo. La virtud es una sola, a saber: el asentimiento firme a todo cuanto ocurre, porque todo está regido por la razón. El sabio puede y debe tenerse por igual a Dios: entre su razón personal y el Destino hay perfecta correspondencia. La felicidad no se sigue de esta actitud como una compensación o un premio que sanciona la conducta, sino que es idéntica a la virtud en cuanto tensa concordancia con la Razón.

Una vez polarizada e inserta la conducta en la razón, todo lo demás, riqueza, salud, fuerza, etc., y sus contrarios son absolutamente indiferentes. Los supuestos males más bien son medios adecuados para poner a prueba la virtud del sabio, y en cuanto tales son aceptables y buenos.

Francisco Goma Musté, catedrático de la Universidad de Barcelona.
 

usuaria2010

Experto
Joe, grande la moral. Pero espera que me lo vuelvo a leer después de esto

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Jinks

V.I.P.
Es lo que dijo Yoda:

" El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento... /... libérate de todo aquello que temes perder"


Yoda era un estoico. Conocía el Tao.


 

Jinks

V.I.P.
¿Ves? hemos cerrado el círculo de la sabiduría. Y recuerda:

"Los porros, como la Mi*****, se pasan para la izquierda."

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