Messi también conquista Moscú

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V.I.P.
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El Barça cerró en Moscú su clasificación para octavos de final de la Champions con un 0-3 tan sencillo como los rivales que ha encontrado en la primera fase. Sin embargo, en estos últimos partidos del año es casi inevitable ponerle más atención a Messi en su carrera histórica por pulverizar el récord de 85 goles de Gerd Müller. El argentino llegó con su doblete en Rusia al número 80. Messi devora y roba el protagonismo incluso de los mejores partidos corales del Barcelona, que en Luzhniki apenas se vio apurado y, con lo más parecido a su once de gala (sólo faltó Puyol), sólo titubeó en el inicio. Luego se paseó, demostró que la sociedad Xavi-Fábregas-Iniesta es perfectamente compatible y aplaudió a su emperador. Los grandes desafíos del campeón en 2011 en la competición empezarán más tarde.
Al Barça le costó un cuartito de hora domar el balón en Luzhniki. El manguerazo de minutos antes del partido y la hierba artificial pusieron a prueba su precisión. A cambio, el Spartak le facilitó la tarea con su plan de partido. Emery renunció al catenaccio tipo Celtic y, aunque le cedió la iniciativa al rival, ordenó adelantar unos metros la línea respecto al partido del Camp Nou y terminar cada contragolpe. Los rusos llegaron con cuatro o cinco jugadores al área, pero Kallstrom y Kombarov no aprovecharon la presión (otra vez) fallida del Barça. El Spartak no acertó y, con espacios detrás de su línea defensiva y demasiada gente por delante del balón, fue fulminado.
Alves recuperó viejas sensaciones con un excelente golpeo desde fuera del área (0-1, minuto 17) y Messi, que no había marcado nunca en Rusia y sí en los otros 13 países que había visitado en la Champions, también le hizo el aspa a Moscú. El 0-2 después de un derechazo nada limpio y el 0-3 del argentino, a pase de un gran Pedro, le permiten igualar un récord con 103 años de vida: el británico Vivian Woodward marcó 25 goles en partidos internacionales en 1909. Lo del argentino es, sencillamente, monstruoso.
Vilanova volvió a juntar en el once al triángulo Xavi, Fábregas e Iniesta en contra de alguna corriente que los considera incompatible. La teoría tardó media hora en caer e Iniesta dejó quince segundos para deleite de las redes sociales con una delicatessen cerca del córner que remató el buen sabor de boca con el que se marchó el Barça al descanso.
El segundo tiempo lo empezaron Iniesta y Cesc con otra combinación fantástica pero el Barça bajó pronto el pistón y el Spartak decidió ignorar la versión suicida para evitar una goleada más dolorosa. Se sucedieron las pinceladas de Messi, que perdonó el hat-trick en una jugada en la que se confió y quiso regalarle un tanto a Iniesta que el manchego falló. La segunda manga del partido fue perfectamente prescindible aunque Vilanova le concedió un premio en forma de diez minutos a Deulofeu. El Barça tiene una defensa aún dudosa pero está fino y con hambre en ataque. Y, desde Mercks, nadie merecería tan bien el apodo de Caníbal como Messi.

Fuente: AS
 
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