La discriminación lingüística asfixia a los escolares de cinco comunidades

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Dealer
'ADOCTRINAMIENTO' EN LAS AULAS

Los padres denuncian el adoctrinamiento en las aulas de las comunidades donde existe una lengua cooficia. “Algunos textos contemplan el español como un idioma impuesto y asociado a la represión”.

Preservar el derecho de utilizar el castellano en España no es tarea fácil. Al menos, fuera del hogar. La mecha encendida en Cataluña se extiende por el resto de las comunidades autónomas en las que conviven dos lenguas cooficiales –País Vasco, Galicia, Comunidad Valenciana y Baleares–. Una imposición lingüística que deriva en “una grave discriminación por razón de lengua que perjudica la formación de nuestros niños y jóvenes y restringe la libertad de los ciudadanos”, denuncian las asociaciones y plataformas por la defensa de la libertad lingüística en todos los ámbitos: Educación, Administración, Sanidad... Situación que no sólo afecta a quienes viven en estas regiones, sino que limita la efectiva libertad de circulación y residencia de los ciudadanos españoles por todo el país.
“La inmersión es una forma de conocimiento de un idioma, no un sistema educativo”, apunta tajante Carmen Leal, de la Asociación por la Tolerancia, al recordar que en Cataluña el material escrito utilizado en todas las materias está exclusivamente en catalán. La excepción, eso sí, es la asignatura de Lengua Española que “se estudia tan sólo dos horas por semana, una hora menos que la lengua extranjera”.
Aunque menos conocido, el caso de la Comunidad Valenciana también es flagrante. No es raro escuchar a un profesor regañar a un alumno en el recreo porque habla en castellano ni a un docente disuadir a un padre de escoger el plan de estudio menos beligerante con el castellano, porque “es la opción que piden todos los inmigrantes”. Así lo denuncia el presidente de la Plataforma Valenciana por la Libertad Lingüística, Pablo Espinosa, que lamenta que cuando denuncia este tipo de actos le tachan de “odiar el valenciano”. “No lo odiamos. Lo único que pedimos es tener derecho a elegir”, se defiende Espinosa.
La situación se repite en las Islas Baleares. Además de la marginación del castellano, los contenidos “tendenciosos” son la máxima en los libros de texto. Un adoctrinamiento que también tienen que padecer los padres que piden un bilingüismo respetuoso en Galicia y el País Vasco.
Galicia: un discurso oral y escrito sin cohesión
En Galicia, “no se puede elegir la lengua vehicular en ninguno de los cursos de Enseñanza Obligatoria”, denuncia Gloria Lago, de Galicia Bilingüe. Se ha establecido un reparto según el cual las asignaturas con más texto se imparten en gallego. De hecho, los alumnos pueden utilizar todos los libros de texto en gallego mientras que en español sólo pueden usarse en determinadas asignaturas.
Además, esta asociación alerta de que parte del contenido de los libros de lengua gallega está orientado a que los alumnos contemplen el español como una lengua foránea e impuesta que frecuentemente se asocia al franquismo y a la represión. Una línea llevada a cabo por algunos equipos de normalización y dinamización lingüística, que incluso transmiten, a través de sus webs oficiales, la idea de que hablar gallego es más ecológico e incluso ético. “¡No seas lingüicista! ¡Habla con tus hijos en gallego, serán mejores personas!”, “No impongas lenguas dominantes, utiliza lenguas amenazadas”, son algunos de los lemas que pueden leerse.
Galicia Bilingüe acaba de denunciar ante la Xunta el grave adoctrinamiento llevado a cabo por numerosos de estos equipos. “Algunos incluso realizan actividades en colaboración con grupos radicales y llevan a los alumnos a manifestaciones promovidas por sectores nacionalistas en horario lectivo”, afirman.
Insumisión
Esta situación tiene un fiel reflejo en el resultado de los alumnos gallegos. En Secundaria están a la cola de las comunidades españolas en competencia lingüística y cohesión en el discurso oral y escrito, según el último estudio realizado por el Ministerio de Educación. “Sólo pedimos un bilingüismo respetuoso que trascienda las ideologías políticas”, solicita Lago al recordar que 4.500 profesores se han declarado insumisos al presentar un listado con sus nombres ante la Xunta para negarse a impartir clases en español.
Comunidad valenciana: “Sólo pedimos que nuestros hijos tengan derecho a elegir”
En la Comunidad Valenciana hay tres líneas educativas que, según denuncia la Plataforma Valenciana por la Libertad Lingüística, marginan el castellano. La única de las tres en la que se estudia el 50% en castellano y el otro 50 en valenciano es el Programa de Incorporación Progresiva (PIP), y es un plan en vías de extinción. “En la provincia de Castellón hay unos 170 colegios y el PIP sólo se puede elegir en cinco. Es decir, de facto estás en una inmersión lingüística obligatoria”, asegura el presidente de la plataforma, Pablo Espinosa, que denuncia “la gran hipocresía” de la Generalitat Valenciana. “En 10 años han ido quitando la única opción de estudiar en castellano sin hacer ruido”, lamenta. Además, critica, abren las escuelas a asociaciones como Escuela Valenciana, que en el día de la comunidad “ha llegado a repartir folletos en las aulas sobre el País Català, con el mapa de los territorios que reclaman los nacionalistas catalanes.
País Vasco: El mapa de ‘Euskal Herria’ y las siete provincias del “país”
“Os animaría a impulsar nuestra lengua para que, de verdad, sea un camino para la paz. ¡Abramos las puertas de nuestro colegio al euskara!”. Esta es la recomendación que hacía el curso pasado el director del centro concertado de los marianistas de Vitoria en una circular que envió a los padres de los alumnos para convertir el colegio en un “espacio euskaldun”. Es un ejemplo más del adoctrinamiento que sufren los escolares en el País Vasco, ahora también en la enseñanza concertada. Para María Aldecoa, presidenta de la Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística en el País Vasco, “nunca se ha llegado tan lejos por escrito, relacionando la paz con la lengua vasca”.
Ni el cambio político ha conseguido acabar con la discriminación del castellano en las aulas vascas. “El nuevo Gobierno no ha hecho nada”, afirma Aldecoa, que denuncia que las editoriales siguen teniendo carta blanca para hacer “lo que quieran”. Elkar en su libro en vasco de Ciencias de 2º de Primaria da un ejemplo de la libertad editorial de la que gozan. Muestra a los escolares una imagen de la Tierra, posteriormente un mapa de los continentes, uno de Europa y otro de Euskal Herria, en el que se pregunta a los alumnos –niños de siete años– por las siete provincias que integran el supuesto país. El plan Ulibarri, promovido por el departamento de Educación del Gobierno Vasco desde 1996 con el objetivo de “normalizar el euskara en el colegio”, incluye unas fichas en las que los alumnos deben comprometerse –firmando las mismas– a hablar en vasco. “Dicen a los niños que no las lleven a casa y algunos profesores las utilizan para subir la nota”, denuncia Aldecoa. Además, añade, “se pide en clase a niños desde los cinco años que no llamen a sus padres mamá y papá, sino ama y aita. A los padres, que contratemos personal euskaldun para cuidar a nuestros hijos o que les pongamos la televisión vasca”.
Aunque existen tres líneas educativas en función de la lengua vehicular, la línea A, de enseñanza en español con el euskera como asignatura, “no se puede elegir en ningún centro público ni concertado”, apunta Aldecoa. La línea B, enseñanza en euskera y español, y la D, en euskera con el español como asignatura, se pueden encontrar sin problemas. Es más, en los centros de nueva creación sólo se ofrece esta última.
Cataluña: “Mas destila hipocresía; su hijo va a una privada”
La Asociación por la Tolerancia aboga por una sociedad bilingüe y su labor ha ido encaminada, desde 1992, a que se valore la lengua materna de los alumnos. Su presidente, Eduardo López-Dóriga, vive en primera persona la discriminación que padece el castellano en las aulas de Cataluña. Eduardo tiene tres hijos menores de edad y dos de ellos acuden a una escuela concertada de Barcelona. Desde su escolarización, tuvo claro que debían recibir la educación en su lengua materna, el castellano, y esa es la lucha que lleva lidiando desde hace años. La única posibilidad que encontró para conseguir este fin fue solicitar el “trato individualizado”, consistente en recibir una explicación en castellano de algunas cuestiones, siempre confiando en “la buena fe del profesor”, y con la consecuencia de que sus hijos se hallen “como bichos raros”.
Sin embargo, esta pequeña concesión de la Ley de Educación catalana topa con el muro de los libros, todos ellos escritos en catalán y sin una réplica existente en castellano. Esta situación ha llevado a Eduardo a que su hija de 12 años abandone su hogar familiar en Barcelona para trasladarse a Pamplona, donde sí puede recibir educación escolar en su lengua materna.
Las decisiones de la familia de Eduardo no quedan ahí. Él mismo dirigió una carta a la actual consejera de Educación, Irene Rigau, para poder elegir el castellano como lengua en las clases de sus hijos; una carta de la que todavía no ha obtenido respuesta.
“Se saltan a la torera las sentencias. Nadie pide que no se den clases en catalán, únicamente que nos dejen elegir”, insiste Eduardo. El presidente de Asociación por la Tolerancia se queja de que políticos como Artur Mas y Montilla destilan hipocresía, pues ellos mismo llevan a sus hijos a escuelas privadas donde sí tienen el derecho a recibir la educación en castellano.

Fuente: intereconomia.com
 
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